lunes, 5 de octubre de 2009

Extrañas horas de confesiones.

La "G." de A.G es de grande, y es que A.G. lo es y mucho. El sábado por la noche salí con ella y mi hermana que estaba aquí de visita. Mi hermana tiene 16 añitos, es muy lista y muy guapa. Bebimos un poquillo, y A.G. se puso bastante borracha, nos sentamos en un portal las 3 a hablar. Y A.G. en su mundo friki, dicidió que era el mejor momento para hablar de nuestra relación. Nunca habla del tema, nunca reconoce nada, siempre se hace la loca.
Pero como A.G. es grande como ella sóla, personaje original e inprevisible donde los haya, se sinceró al máximo y le contó a mi hermana adolescente (conmigo delante, claro) tooooodo lo que le había pasado conmigo: "Esto te lo cuento para que no te pase como me pasó a mí, que desperdicié la oportunidad de disfrutar de una persona que me gustaba solo porque es una tía".

Hace tiempo, llendo también borrachas le dije: "espero que algún día me cuentes nuestra historia", ella me contestó: "algún día, cuando la entienda y me atreva, te la cuento". No me imaginé que la situación fuera esa.
Cuando llegamos a casa, estuvimos luchando en la cama por un muñeco (que al final rompimos) durante media hora. Me encanta luchar con A.G, nos pegamos, empujamos, revolcamos y abrazamos. Además nos reimos a carcajadas, para después caer exahustas, como si hubiéramos follado.

A.G. va a ser siempre A.G. Me he dado cuenta, de que nuestra relación es así, no tiene remedio. Vamos a tontear toda nuestra vida, vamos a ser como ella dice "tú y yo siempre". Y es bonito, porque además es una gran amiga, una compañera, una persona inteligente y muy válida, divertida y original. Y me alegro de tenerla a mi lado, como amiga, como cómplice y como A.G. en general.

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