viernes, 25 de diciembre de 2009

Quién juega con fuego, se acaba cargando el mechero

Estoy en mi hogar materno, en la ciudad de la que provengo, viendo un DVD de los Doors, fumando marihuna y disfrutando por primera vez desde hace mucho tiempo de una tarde para mí.
Tina ha acaparado todo mi tiempo últimamente, todo ha ido tan rápido que no me ha dado tiempo a decirle: Ey!Que yo sólo quiero pasarmelo bien!

Tina es muy peculiar, lleva en el bolso Tranquimazin, Lexatil y un antidepresivo más que no recuerdo cómo se llama. Nunca se los toma, pero los lleva en el bolso y le encanta darles vueltas. El otro día hice una fiesta en mi casa, y un amigo mío le pidió un papel. Entonces a Tina se le hinchó el pecho y comenzó con su número: Estira la espalda y clava los tacones en el suelo, comienza a andar como si acabara de ganar Operación Triunfo, coge su bolso, lo trae, lo abre, saca las cajas de las pastillas, aparta la botella de wishky que ella misma ha traido y las pone encima de la mesa. Entonces, empieza a revolver en su bolso hasta encontrar el papel.
Debe ser que de las cienmil cosas que lleva dentro, lo único que le molesta para buscar el papel son los Tranquimazines.
Mi amigo después me dijo: Joer tía, es que si no son personajas, no te gustan. ¿Está mezclando todas esas pastillas con alcohol?.

Lo que más me gusta de ella es que en ella confluyen una persona muy mayor y otra muy pequeña, que sepa abrir coches y que por ello haya estado detenida, y que ande calentándome todo el día.
Lo que menos me gusta, es que creo que estamos en momentos diferentes. Yo no puedo sentirme de nadie, y ella está deseando sentirse de alguien.

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